El surgimiento de los nemes

 

 

            Introducción

 

 

            Actualmente, se sabe que el Universo cambia, evoluciona, en un marco de espacio-tiempo. Está en un proceso de actual expansión y es un Universo dinámico, en constante evolución. La materia de este Universo, lógicamente, también cambia, evoluciona en el tiempo, y lo propio hace la materia viva. Pero ¿cuales son los mecanismos de esta evolución, sobre todo en lo que concierne a los seres vivos? A lo largo de la historia se han propuesto varias teorías, pero ninguna es definitiva y en el futuro es probable que se logren explicar mejor los mecanismos de la evolución.

 

 

            La evolución neodarwiniana

 

 

 

             La evolución de los seres vivos funciona por la acción de la selección natural sobre las mutaciones aparecidas en los genes a lo largo de muchas generaciones, según el neodarwinismo. Aparecen mutaciones, bien por errores en la replicación, transcripción o traducción de los genes o bien por agentes mutágenos externos, como radiaciones o sustancias químicas que alteran el ADN. Primero se producen las mutaciones, luego, la selección natural escoge las positivas en relación con la adaptación al ambiente del momento, y después, éstas, al producir ventajas en los seres vivos que las tienen, se propagan con más facilidad al reproducirse éstos más y mejor; los genes favorables y nuevos se transmiten más a los descendientes porque tienen ventaja. La reproducción sexual, al juntar los genes de ambos progenitores en el cigoto, los cuales, además se recombinan en la meiosis gamética, potencia la variabilidad genética y da mayor plasticidad génica a los descendientes para adaptarse a posibles cambios ambientales. Pero hay un inconveniente: las mutaciones favorables son escasísimas en comparación con las desfavorables y a pesar de su ventaja y aunque permanezcan larvadas en recesividad hasta que suceda el cambio ambiental propicio, no parece que sean un motor demasiado eficaz en la evolución, por su lentitud.

 

 

 

 

 

 

 Interacción genes-ambiente

 

 

 

            Por otro lado, hay que tener en cuenta que los genes registran en si mismos la historia evolutiva de la especie y de los antepasados no específicos, desde los orígenes de la vida. ¿Existe una intercomunicación genes - ambiente, además de la aparición de las mutaciones al azar que luego son seleccionadas de forma natural por el ambiente? En otras palabras: ¿son capaces los genes de responder a las variaciones ambientales modificándose sin necesidad de que aparezcan mutaciones al azar? Si esto fuera cierto, la evolución sería más coherente.

 

 

            A nivel molecular es fácil de explicar: el ambiente, (radiaciones, sustancias químicas,) actúa directamente sobre los ácidos nucleicos y estos se modifican. A un nivel celular, pueden existir unos intermediarios celulares (proteínas, u otras sustancias químicas) que lleven el mensaje ambiental a los genes del ADN y los alteren en consecuencia.

 

 

            A un nivel orgánico, ya es más difícil de explicar. En seres que se reproducen básicamente sexualmente como los animales y vegetales complejos, las alteraciones de los genes deben afectar a los gametos, o bien al embrión, si se quieren transmitir a la descendencia. Éstos están suficientemente protegidos y seguros para evitar errores fatales. ¿Cómo podría actuar el ambiente sobre ellos? Quizá a través de sustancias químicas que llegan a los genes de estos y los modifican. ¿Y que sustancias químicas pueden ser? Las hormonas esteroídicas, como las sexuales, en los vertebrados, pueden ser candidatas. Se sabe que las hormonas esteroídicas actúan sobre sus células diana a un nivel nuclear, es decir, llegan a determinados genes del núcleo y los activan para que se expresen. ¿Y si además modifican determinados genes de los gametos según sean las informaciones ambientales? El animal, o la especie humana, por ejemplo, mediante sus receptores sensoriales, capta la información ambiental; se segregan determinadas hormonas estimuladas por el sistema nervioso, quizás a través del hipotálamo - hipófisis. Esta última, segrega gonadotrofinas que estimulan a las hormonas sexuales, las cuales actúan sobre los genes de los gametos o de los gametocitos.

 

 

                                                                Evolución por medio de virus

 

 

 

            El ambiente, también puede actuar sobre los genes por medio de virus; retrovirus pueden introducirse en el genoma y aumentar la cantidad de ADN a lo largo del tiempo. (ADN aparentemente inútil) En determinadas épocas se dan saltos evolutivos debido a factores ambientales (superpoblación, stress, competencia y otras modalidades de presiones selectivas); estos saltos son catalizados por la activación debido a estas presiones selectivas, de determinados retrovirus (retrotransposones) que han estado latentes en el genoma de una determinada especie y pueden ser de más o menos envergadura. Se está investigando en este tema...

 

 

                                                                     Asociaciones evolutivas

 

 

 

            Otro motor de la evolución puede ser las asociaciones, que han existido a lo largo de la historia de los seres vivos: La materia, al evolucionar en el tiempo, se complica, se va haciendo cada vez más compleja y aparecen asociaciones materiales nuevas de mayor rango jerárquico. Así, las partículas subatómicas se asocian en átomos, los átomos en moléculas, estas en  macromoléculas, aparece la materia viva, asociaciones de macromoléculas dan lugar a los virus, aparecen las células, unidades de vida ya muy complejas, varios tipos de células, bacterianas y no bacterianas, se asocian en células más complejas todavía (son las modernas células eucarióticas), surgen los organismos pluricelulares por asociación de células eucarióticas. Estos organismos forman poblaciones, comunidades.... ¿Es hasta ahí, el estado de asociación evolutiva actual de seres vivos en la Tierra?  Estas asociaciones pueden complicarse en el futuro siempre y cuando la materia, en este caso la materia viva, se haga más estable y tenga mayores posibilidades de supervivencia.

 

 

            La evolución produce materia cada vez más compleja y estructurada

 

 

            De la observación de estas asociaciones materiales, se puede pensar que hay una tendencia evolutiva en el cosmos a formar materia cada vez más compleja y estructurada. En un determinado lapso de tiempo surge la materia viva, si las condiciones ambientales son favorables en una determinada región del universo; esta materia viva se va complicando y estructurando cada vez más, hasta que surgen, si las condiciones son propicias, seres vivos inteligentes.

 

 

Surgen los nemes

 

 

 

             Una característica de la evolución de la materia es que, no solo se vuelve más compleja sino que es capaz de almacenar en ella más cantidad de información. Este salto evolutivo es claro con la aparición de la materia viva: Los ácidos nucleicos y sus genes son moléculas diseñadas para el almacenaje y transferencia de información, que registra la historia de los distintos seres vivos, su evolución y sus características. Con la aparición de los animales, que poseen unas células muy especiales, las neuronas, diseñadas, al igual que los ácidos nucleicos para almacenar y transmitir información, pero a un nivel celular, se da un paso más. Y a medida que los animales se complican aparecen ciertos cerebros, lo suficientemente complejos y desarrollados como para dar lugar a animales inteligentes como el hombre, que son capaces de transmitir información por una vía extragenética y de forma muy acelerada, a través de la cultura. Los genes son sustituidos por los nemes o unidades básicas de pensamiento que también cambian, evolucionan a lo largo de las generaciones humanas y están sometidos a las mismas reglas evolutivas de los genes: conservación-herencia, variación-mutación y selección-ambiente. Lo que ocurre es que lo hacen a un ritmo mucho más acelerado. Además en estos seres inteligentes surge la consciencia: Estos seres se dan cuenta de que existen y se preguntan por sus orígenes, su misión en la vida y su futuro, una vez muertos, y aceptan de mal grado la posibilidad de su total desaparición.

 

 

            Por otro lado, los seres vivos, a medida que se complican, como individuos son más autosucificentes e independientes del ambiente, pudiéndolo dominar y controlar mejor; estas capacidades están en función directa de la cantidad de información que son capaces de almacenar, que cada vez es mayor. En este sentido, como ya dije en otra ocasión, (Ver mi artículo: “Reflexiones sobre el Universo”), considero a los seres vivos como seres materiales que luchan contra el aumento de entropía de este universo en expansión, ya que son capaces de almacenar cada vez mas información de forma ordenada: la información es orden.

 

 

 

            El futuro de los nemes

 

 

 

 

            ¿Que ocurrirá en el futuro con los nemes? Es claro que si los animales inteligentes sobreviven y evolucionan, los nemes también lo hacen y se pueden volver cada vez más poderosos, almacenando cada vez más información y controlando cada vez mejor el ambiente. Los “nemomas” de esta vida inteligente se extenderán cada vez más, colonizando poco a poco el espacio; de igual forma, la vida ha invadido y colonizado la Tierra. Pero he aquí el gran interrogante: ¿estarán siempre prisioneros estos nemes de sus cerebros animales o podrán en algún momento temporal de la evolución liberarse y separarse de ellos y evolucionar por su cuenta? ¿cómo lo podrán conseguir? Hace poco he leído que se ha conseguido utilizar los fotones de la luz como mensajeros de datos, de información. También se ha conseguido transformar  haces de luz en luz líquida.... ¿y por qué no sólida? ¿Se podrán crear en el futuro seres luminosos que lleven información hasta el punto de que sean inteligentes? ¿ Podrá esta luz inteligente atravesar el espacio? ¿Hasta donde podrá llegar la evolución de la materia y la energía asociada a ella? ¿Hay regiones del universo con esta materia-energía en estados muy avanzados de evolución?

 

 

Año 2002