Sistemas de gobierno
Introducción
En este artículo pretendo buscar una alternativa al actual sistema democrático que tiene sus debilidades y corruptelas. En una primera parte analizo las ventajas e inconvenientes de las dictaduras y de las democracias. En la segunda parte del escrito propongo una posible alternativa a ambos sistemas de gobierno.
Dictaduras y Democracias
A lo largo de la historia humana han existido varios tipos de organizaciones políticas en las sociedades: La Monarquía (quizás la más antigua) que se contrapone a la República y la Democracia que se contrapone a la Dictadura, bien de derechas o bien de izquierdas (dictadura totalitaria). Ambos tipos de sistemas no se excluyen:
Monarquía | República | |
Dictadura |
Monarquía dictatorial Ej.: Corea del Norte, Marruecos |
República dictatorial Ej.: Cuba, Nicaragua, Irán |
Democracia |
Monarquía democrática Ej.: España, Gran Bretaña |
República democrática Ej.: Francia, Estados Unidos |
Ventajas e inconvenientes
A continuación voy a indicar cuales son las ventajas y desventajas de dictaduras y democracias. Empiezo por las primeras.
La dictadura, sea de derechas (en este caso suele ser un golpe militar) o de izquierdas (totalitarismo comunista, es lo más frecuente y más extendido en la actualidad que la dictadura de derechas) tiene algunas ventajas:
1.- Al ser un régimen de gobierno generalmente más perdurable, tiene más tiempo para llevar a cabo su programa de gobierno.
2.- No existe la incómoda oposición que obstaculiza el mencionado programa, como suele suceder en las democracias y por lo tanto éste se lleva a cabo con más facilidad.
3.- Las dictaduras, sobre todo las totalitarias (aunque no olvidemos la tristemente célebre “dictadura hitleriana nacional-socialista” de derechas), tienden a ser expansivas y extienden “su pretendida revolución” a países limítrofes o cercanos, creando, poco a poco un entorno geográfico afín más o menos poderoso y de influencia internacional.
Al lado de estas ventajas hay una serie de inconvenientes:
1.- Toda dictadura coarta la libertad de pensamiento y de acción. Solamente los grupos y personas que piensan como el régimen dictatorial prosperan. Los críticos con dicho régimen no pueden hacer oposición y pueden acabar en prisión, o muertos. En una dictadura no hay pluralidad ni diversidad. Todo el pueblo debe adoptar las normas de vida dictadas por el régimen.
2- Como el poder corrompe, los dictadores y las personas de su régimen acaban corrompiéndose y se enriquecen teniendo al pueblo en una miseria más o menos notoria. Como los súbditos no los tienen que elegir y renovar, la corrupción, latrocinio y enriquecimiento a costa del pueblo es mucho más fácil y frecuente que en las democracias.
3.- Estos regímenes dictatoriales, pueden durar mucho tiempo, sobre todo si el dictador es lo suficientemente hábil para mantener a su pueblo con un cierto nivel de bienestar para que no se le subleve. Puede pasar de padres a hijos (como sucede en las monarquías dictatoriales) o por designio de hombres de confianza cuando el tirano ya se ve mayor y tiene que dejar el poder.
Actualmente, sobre todo en los países desarrollados, predomina la democracia, que parece ser el sistema de gobierno más perfecto.
Entre las ventajas, se pueden citar:
1.- En primer lugar, una garantía de libertad de pensamiento y acción, pluralidad y diversidad de modos de vida de las personas, siempre y cuando respeten las leyes democráticas establecidas por la nación, basadas en el respeto y tolerancia mutuas.
2.- Con la alternancia en el poder de los diferentes partidos políticos se consigue que la diversidad de ideas y estilos de vida que existen en la sociedad se vean reflejados en las ideologías de los partidos y se pongan en práctica cuando éstos alcanzan el poder. Normalmente, las democracias evolucionan hacia un bipartidismo (derechas – izquierdas) apoyado por partidos minoritarios, pues es difícil obtener mayorías absolutas. Estos partidos minoritarios establecen pactos con los grandes partidos a apoyar. De esta forma, las minorías también tienen su opción en el gobierno de la nación.
3.- En principio, el grado de corrupción de los gobernantes democráticos es menor que el de los dictadores, pues se ven controlados por los partidos opositores, que además frenan los posibles desmanes y excesos del partido de turno en el poder.
4.- El nivel de vida y bienestar de las personas en un régimen democrático es mayor que en las dictaduras. El control por parte de la oposición, la pluralidad de los medios de comunicación, la justicia independiente (al menos repartida políticamente), los sindicatos (más tendentes a favorecer a la izquierda) y unas leyes adecuadas, entre otros medios de control, favorecen este mejor vivir de las gentes.
Sin embargo tiene sus limitaciones y puntos débiles, a saber:
1.- La alternancia de gobiernos de diferente signo (derechas – izquierdas) en el poder, suele crear cambios de rumbo en el gobierno de una nación que pueden ser perjudiciales para ésta, tanto en sus intereses sociales como económicos y también en su política internacional. Hay que tener en cuenta que la rivalidad entre partidos puede llevar a políticas, muchas veces opuestas, y si no se llega a un consenso en temas fundamentales que necesitan estabilidad al margen de los partidos para que la nación prospere, está camina a la deriva y no progresa adecuadamente.
2.- Otro punto débil se produce cuando la ley electoral de la nación no está lo suficiente bien hecha. Esto ocurre en España: Como es muy difícil sacar mayoría absoluta, las mayorías relativas que suelen obtenerse de los principales partidos tienen que completarse con pactos de gobierno postelectorales con partidos minoritarios, que son nacionalistas, debido a la mala factura de la ley. A cambio del apoyo del partido nacionalista, éste consigue prebendas y ventajas para su comunidad autónoma que, a lo largo de varias legislaturas, acentúan las desigualdades entre las diferentes comunidades autónomas de la nación, provocando un injusto reparto de riquezas. Estos hechos, repetidos, pueden provocar la fractura de la nación pues facilitan las ansias independentistas de determinadas comunidades.
3.- Por último, las democracias modernas se rigen en su sistema electoral por el principio “una persona – un voto”. Quizá sea correcto este sistema pero no es el mejor posible. En realidad no tiene el mismo valor el voto de una persona ilustrada y culta que el voto de una persona inculta, por muy respetable que esta sea. La primera vota con más conocimiento de causa, independientemente de su ideología, y la segunda, suele votar según lo que vea en la TV y se deja convencer más fácilmente en las campañas electorales, por ejemplo. Y ya sabemos el significado de estas campañas: Intentar convencer al electorado sea como sea. Los políticos, frecuentemente prometen lo que pueden y lo que no pueden. El caso es captar votos. Hay muchos ejemplos de promesas incumplidas. Todo vale en las campañas y en las precampañas. El político, en las democracias, se rige por “la ley del voto”
Puedo prometer y prometo
que os daré todo lo que necesitéis
y por consiguiente yo espero
que todos vosotros me votéis
De esta manera la democracia se convierte en partidocracia. Muchas veces se anteponen los intereses de los partidos políticos a los de los ciudadanos.
4.- Además, hay que tener en cuenta la corrupción que siempre acaba por aposentarse en los diferentes estamentos de poder, sobre todo si éstos lo ejercen durante largo tiempo. De acuerdo en que esta corrupción no tiene por que ser generalizada pero siempre surgen “chorizos” en mayor o menor grado. En esto, las democracias pueden tener cierta ventaja sobre las dictaduras, pues los dictadores, al aferrarse al poder muchas veces hasta que fallecen, acaban corrompiéndose si no lo están ya desde el principio.
Pero en las democracias puede ocurrir que haya más gente corrupta pues los diferentes partidos que llegan al poder (generalmente dos, que se alternan con apoyos de partidos minoritarios) acaban corrompiéndose en mayor o menor grado, mientras que en las dictaduras, los que se corrompen no se renuevan; están ahí desde el comienzo hasta el fin de la dictadura.
La partidocracia
Con el auge de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión e internet), los diferentes partidos en el poder en las democracias y los dictadores en las dictaduras, tratan de aprovechar estos medios para hacerse propaganda y también intentan manipularlos en su provecho para convencer al potencial electorado y a los súbditos respectivamente. Actualmente es la TV el medio más codiciado para su control. Cuando llega un partido al poder, más tarde o más temprano, consigue controlar la TV más vista en su provecho, pues es una poderosa arma para conseguir votos.
Y las personas del partido necesitan estar en el poder. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos viven de los cargos que consiguen y por lo tanto se aferran al cargo como lapas. Otros viven bastante bien a costa de su cargo, incluso consiguen prebendas y favores, y bastantes, sobre todo los altos cargos, consiguen jugosas pensiones vitalicias o bien, cuando dejan el poder, se sitúan muy bien en la vida en puestos de influencia como asesores o directivos de empresas, entre otros. Por esto, no es de extrañar que los cargos políticos, para muchos, sean muy apetecibles. De acuerdo que un cargo político lleva consigo sacrificio y dedicación y recorta sensiblemente la vida privada y familiar, pero para muchos, que no suelen ser muy honrados, estos inconvenientes los compensan con las ventajas que consiguen según lo anteriormente indicado. Solamente unos pocos, íntegros y honestos, con verdadera vocación política, están dispuestos a llevar el duro cargo sin conseguir nada a cambio, salvo la satisfacción de sacrificarse por su nación y trabajar duro y bien. También existen personas que están entre ambos extremos, es decir, gente que trabaja y es competente pero que se beneficia de su cargo.
Una alternativa: La Opositocracia
En vista de todo lo anterior, voy a intentar en este artículo “enmendarle la plana” a la democracia y buscar una alternativa de gobierno que sea más justa y menos corrupta.
Ya que en los partidos políticos, siempre acaban por aparecer corruptos más o menos abundantes y aquellos funcionan según la mencionada “ley del voto”, tratando de convencer, y muchas veces engañar, a los potenciales votantes, sustituyámolos por algo mejor. Yo voy a proponer la opositocracia.
Hemos visto que la democracia deriva en una partidocracia no muy recomendable. Explicaré en que cosiste la opositocracia.
Los gobernantes de la nación
deben ser elegidos después de realizar un adecuado concurso-oposición.
¿Qué gobernantes tendrán que presentarse a esta prueba? Pues los siguientes: En primer lugar el jefe del Estado, que será también el presidente del gobierno de la nación. Y después los ministros del gobierno. Por lo tanto habrá dos tipos de pruebas. Una para el jefe de Estado y otra para los ministros del gobierno. Una vez ganadas las oposiciones cada ministro elegirá los miembros con cargos más altos de su gabinete (secretario, subsecretario, director general…) según su criterio, aunque es recomendable también un concurso de méritos, que puede ir acompañado por oposición.
De esta forma se suspende el sistema parlamentario y de partidos políticos. La ideología en este sistema, importa menos que la profesionalidad, inteligencia y capacidad de trabajo de los futuros gobernantes. Seguramente el jefe de estado y su gabinete será plural en cuanto a su ideología, lo cual será un reto a superar. Habrá que integrar las diferentes ideologías, formándose un gobierno de consenso a este respecto, pero sabiendo que tanto el jefe de gobierno como sus ministros serán personas capaces, preparadas y dispuestas a esforzarse por el bien de la nación. Se les asignará un sueldo acorde con su responsabilidad y trabajo y habrá un control que evite abusos de poder y corruptelas y que garantice el debido rendimiento. El periodo de mandato del gobierno será de siete años, transcurridos los cuales habrá de nuevo oposiciones. No habrá posibilidad de renovar a los anteriores gobernantes.
¿Qué sucederá con las personas de los gobiernos salientes? Pues que volverán a sus antiguas ocupaciones, ya que el gobierno temporal de la nación hay que entenderlo como un servicio a la patria y no como un modo de enriquecerse o un puesto permanente.
¿En que consistirá el concurso-oposición? En una primera fase se realizarán las pruebas de la oposición. Habrá una parte común para el futuro presidente y los futuros ministros y otras partes específicas, una para el presidente y otras para los ministros. Estará establecido de antemano, el número de ministerios y sus nombres. Cada prueba constará de una fase teórica y una fase práctica con simulaciones de problemas y conflictos que se puedan presentar en los diferentes cargos. Una vez que se seleccione los candidatos después de superar las pruebas, estos candidatos aprobados presentarán sus méritos: títulos de carreras, masters, trabajos, publicaciones, etc. Todos estos méritos serán juzgados por el tribunal según sean más o menos idóneos para el puesto a cubrir.
Lo más difícil de este sistema será elegir a los tribunales que juzguen a los candidatos en los concursos-oposiciónes por un lado y a los inspectores que controlen a los gobiernos para que no se desvíen de su recta tarea.
El tribunal de oposiciones constará de personas sabias y con experiencia en el asunto que les ocupa. Uno de los miembros, el presidente del tribunal, será el presidente saliente, pues él, mejor que nadie, sabe la situación actual de la nación y lo que le conviene. Los demás miembros, hasta diez, será escogidos por sorteo, de una serie de candidatos, que saldrán de los principales estamentos de la nación, organizados en corporaciones profesionales, a saber: 1.- Científicos y tecnólogos 2.- Jueces y abogados 3.- Economistas y empresarios 4.- Militares y policías 5.- Artistas 6.- Sindicatos de trabajadores 7.- Médicos 8.- Comerciantes 9.- Educadores 10.- Filósofos y religiosos.
De estas mismas corporaciones saldrán, también por sorteo, otras diez personas, los inspectores que sigan, controlen al futuro gobierno y velen por su comportamiento ético y eficaz.
Distribución territorial de la Nación
Otro asunto importante es la organización de la distribución territorial de la nación. De todos es sabido que muchas naciones, en especial la nuestra, España, son plurales en cuanto a costumbres y culturas. Pero eso no implica que la nación tenga que romperse en varios estados independientes. Tampoco debe existir una desigual distribución de bienes en los diferentes territorios nacionales, como sucede actualmente en España. El gobierno de la nación debe velar por un justo reparto de recursos y por que no existan desigualdades de riquezas. Esto no debe impedir preservar las distintas culturas y costumbres de las regiones de la nación. Ésta se dividirá en una serie de comunidades, cada una de ellas con sus provincias y cada comunidad será equiparable a las demás aunque todas sean plurales y diversas en lo cultural. Se suprimirán las autonomías y cada comunidad tendrá un delegado del gobierno que, con su equipo de colaboradores, hará cumplir las leyes gubernamentales según el principio de igualdad entre todas las comunidades. No obstante, también tendrá en cuenta en el gobierno de su comunidad las peculiaridades de ésta en cuanto a lengua, cultura y costumbres, fomentándolas y protegiéndolas debidamente.
La lengua de la nación será única y de obligado uso. También se puede utilizar la lengua de la comunidad, si la hubiere; es decir determinadas comunidades pueden tener un bilingüismo: la lengua nacional, única y la lengua de la comunidad. Cada provincia de la comunidad tendrá su delegación provincial, con el delegado provincial y su equipo de subdelegados, y cada localidad, ciudad o pueblo, su ayuntamiento, con su alcalde y equipo de concejales. Tanto los delegados del gobierno y su equipo como los delegados provinciales y subdelegados y los alcaldes y concejales serán elegidos también por los correspondientes concursos oposiciones adaptados a dichos cargos. Se estructurarán según lo dicho anteriormente y los tribunales se elegirán también del mismo modo pero los candidatos serán de sus respectivas comunidades, provincias y localidades.
Conclusión
En este artículo he pretendido buscar una alternativa al actual sistema democrático, más o menos corrupto dependiendo de la nación que lo tiene. El sistema de gobierno elegido, que se sepa, no se ha utilizado nunca en nuestro planeta y por lo tanto no se ha evaluado. Lógicamente, este proyecto de gobierno está planteado a grandes rasgos y para su correcta aplicación hay que desarrollarlo y detallarlo en profundidad; pero ese trabajo rebasa las intenciones de este artículo, que solo apunta ideas a seguir.
Año 2010